11 abril, 2007

Capítulo Tres: Estudiantes vs Saint Lawrence

Sábado, diecinueve horas, yo impaciente porque mi hermano no llegaba y sin el auto no tenía pensado ir a la cancha... lo más loco era que él también venía conmigo, así que mi impaciencia crecía. Era lógico, a mi me gusta estar una hora antes de que empiece el partido para ubicarme en el mejor lugar.
Llegaron las diecinueve treinta y mi hermano llegó a casa. Sin tardar demasiado tomé el volante del auto y en el menor tiempo posible llegué a la casa de Daniela, alias Dani, alias la ex del Lucio, alias esa chica que vive cerca de la cancha donde puedo dejar el auto con cierta "tranquilidad".
Era obvio, estaba llegando muy temprano, pero no podía simplemente dejarle el auto y partir hacia el estadio, debía por lo menos hablar algo, como para no quedar taaaan mal. Luego de una amena charla con la chica en la cual no descubrí nada que no esperaba. Emprendo viaje a pie las pocas cuadras que me separaban del lugar donde se desarrollaría el evento deportivo. Diose también la casualidad de que Tincho, mi némesis de las canchas (cada vez que voy con él a la popular Estudiantes no ganaba), apareció con el mismo objetivo que yo en lo de Daniela (dejarle el auto).
Él venía con su gente así que evitar que estemos juntos no iba a ser un problema. Lo saludé y traté de adelantarme lo más posible con mi hermano con el propósito de que nos veríamos únicamente a la vuelta del partido.
Una vez adentro me senté donde pude (para variar las tribunas estaban llenas) y me abstraje del tiempo que restaba para iniciar el encuentro hablando con mi hermano, comiendo chicle y tirando maní (que logré hacer pasar por los "exhaustivos" controles policiales) a la gente de más abajo.
El partido se dio con total normalidad hasta que un ingenuo fanático de San Lorenzo ingresó al campo de juego y se puso a alabar al arquero de dicho club, quien aún estaba pensando cómo entró el segundo gol en su arco. Luego de que aproximadamente diez uniformados se llevaran a tal individuo (estimo yo que para darle flor de paliza fuera del ojo de las cámaras) el partido continuó y finalmente concluyó. Luego de un par de minutos de aguardar a que abran las puertas, mi hermano insistió en ir a buscar a sus amigos que debían estar por ahí en la tribuna. Accedí sin mayor resistencia, al fin y al cabo estaba parado (ya no podía sentarme porque un viejo había ocupado mi lugar) y sin hacer nada.
Los encontramos en la parte superior de las gradas, entre las dos salidas del estadio que permanecían cerradas. Situación que se mantuvo por unos minutos más hasta que la policía decidió permitirle a la gente salir de aquel establecimiento.
Contrario a lo que hicimos siempre, salimos por el acceso que da a la rampa 7 (creo... ya ni me acuerdo cuál era) y cuando estábamos pasando por la otra rampa de acceso (por la que salgo usualmente) vi que unos policías estaban revoleando balazos de goma al aire. No me puse a correr, al contrario, quería ver bien la cosa, pero desde un punto de vista seguro, así que me metí entre la muchedumbre por si se les ocurría tirar a la gente. En eso veo que un uniformado estaba acomodándose en una fila y se mandó flor de tropezón que cayó en el suelo (lo que causó, naturalmente que se riera todo el mundo). Finalmente cuando ya casi no había nada nuevo por ver (y cuando yo con mi andar pausado había llegado hasta el desvío que tenía que tomar en el predio del Estadio para ir nuevamente a la casa de Daniela), me encontré con mi hermano y dos de sus amigos (eran cuatro, por lo que dedujimos que los otros dos murieron en combate).
Un hecho gracioso fue que cuando estábamos enfilados hacia lo de mi amiga, a uno de aquellos amigos de mi hermano le sonó el celular, lo había llamado el padre (o la madre) y él le dice "está todo bien, acabamos de salir de la cancha, está todo bien" al tiempo que los balazos de goma sonaban como música de fondo.
Sin mayores sobresaltos llegamos a la casa de Daniela y posteriormente la vuelta a casa.

SAludos. Aoshi.

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